TARDE DE INVIERNO
Era principios de
noviembre, ya se empezaba a notar el frío en ciudad. Diana se encontraba
sentada en uno de los bancos de aquel parque al que siempre solía ir de pequeña
a jugar con otros niños, esta vez, esperaba a una persona. Quizás a la persona
que en tan poco tiempo la ha hecho sentirse como nadie nunca. No, no es su
novio, pero quizás después de casi un año a su lado, hablando, riendo y
compartiendo muchos momentos. Quizás deba de reconocer que está enamorada de
él.
Es la primera vez que se ven fuera del instituto, está nerviosa y a la vez feliz. Lo había conseguido, superó a la timidez y ahí está, esperando...
¿Estaré bien? ¿Qué pasará? ¿Me atreveré a confesárselo? ¿Qué dirá? ¿Y su novia? -pensaba ella angustiada-
De repente nota como alguien le tapa los ojos.
- ¿Quién soy? -dijo tierno él-
- Matt!!-dijo- y se levantó a abrazarle-
- Mm... ¿Hoy te pusiste perfume no? Hueles bien -dijo él oliendo su pelo-
- Si. -se sonrojó ella-
Él sonrió. Surgió el silencio entre ellos. Ella nerviosa intentaba no mirarle a los ojos, mientras él la miraba fijamente.
- Bueno... ¿A
dónde vamos? -dijo él rompiendo el hielo-
- A donde tú quieras-sonrió-
- A donde tú quieras-sonrió-
Y así fue como se
dirigieron a un Starbucks, pidieron un chocolate caliente con helado para dos.
Mientras tomaban su batido, charlaban, lo que normalmente hacen dos amigos. Una
de las veces coincidió absorbiendo por la cañita que habían puesto en la
bebida. Tenían al principio forma de corazón y abajo estaban unidas entre sí.
Por lo que en ese momento se unieron sus narices. Se quedaron mirándose uno al
otro. Diana se puso nerviosa, él había abandonado el borde de su cañita y se
había quedado mirándola, a tan solo unos centímetros. Ella lo miró y sonrió.
Cuando bajó la mirada cerrando los ojos para tranquilizarse, uno de sus
sentidos, especialmente el del tacto, había dado señal de que algo estaba
rozando sus labios. Abrió los ojos, efectivamente, eran los labios de Matt.
Ella sonrió y le siguió. ¡No lo podía creer! ¿Estoy soñando? -pensaba-
Al separarse, ella avergonzada bajó la cabeza. No podía decir nada, solo pensaba desesperada en lo que pasaría a continuación. Esto no estaba en sus planes.
Pagaron y fueron a pasear por el parque que había por allí cerca. Sin decirse nada. La verdad es que los dos estaban confusos por lo que había ocurrido minutos antes. Por un lado, Matt pensaba en qué iba a hacer a continuación. Diana, pensando en cómo había podido ocurrir eso. Pero había algo que no le gustaba. ¿La había besado él por confundirla o porque realmente siente lo mismo?
Al día siguiente...
Era sábado, Diana, como todos los fines de semana, al despertarse cogió su móvil para mirar la hora.
De repente el móvil empezó a sonar, era una llamada. Lo descolgó.
-Hola! ¿Quién llama?
-Hola Diana, soy Matt
Ella se quedó en silencio.
-Diana. ¿Estás ahí? -Preguntó él-
-Am.. eh... Si, lo siento, estaba atendiendo a otra cosa-mintió-
-No pasa nada. Solo llamaba por si querías venir esta tarde al cine.
-Ah! Bueno... Si vale, me parece buena idea.
-Genial, ¿A las 17:00 en las taquillas vale?
-Ok
Y colgó.
¿Al cine? ¿Solos? Después de lo de ayer, no creía que fuera lo mejor ir, pero ella no podía decirle que no, lo quería demasiado, como para negarle una invitación así. Quiere aprovechar todo el tiempo que pueda junto a él.
Estuvo toda la tarde nerviosa. ¡Qué se ponía para ir esta tarde con Matt! Termino decidiéndose por un conjunto cómodo. A continuación, se duchó, relajando su cuerpo, estaba demasiado nerviosa. Salió de la ducha envuelta en una toalla y se puso una blusa blanca, con un pantalón corto a cuadros encima de unos leggins negros y por último sus botas altas. Recogió su largo pelo castaño enroscándolo y por último se puso un gran lazo delante.
Cogió su bolso y salió hacia la parada del autobús. Quedaban cinco minutos para que llegara el bus así que se sentó a esperar.
Media hora después ya estaba en el Centro Comercial donde había quedado con Matt, se dirigió a las taquillas del cine y allí mirando la cartelera se quedó esperando.
De repente alguien la cogió por la cintura y le dio un beso cerca de la oreja. Era él, su perfume le delataba.
Diana se dio la vuelta.
-Hola-susurró-
-Te eché de menos-dijo él-
Ella sonrió.
Después de escoger la película que iban a ver, entraron a comprar palomitas y refrescos para dos. La película iba a empezar en 5 minutos, así que decidieron entrar a la sala. El chico de la entrada les indicó cual era la sala ocho, donde pondrían Love actually, una película de risas y enamorados en la ciudad de Londres.
Entraron y se sentaron, las butacas eran libres. Así que decidieron ponerse al final.
Diana pensó que, de alguna forma, no se les vería mucho y quizás podía declararse a Matt, ya que el otro día su intento fue fallido.
Una hora después...
Los dos estaban cogidos de la mano, el por qué no lo sabían, pero se les veía muy unidos.
- Diana...-susurró-
Al separarse, ella avergonzada bajó la cabeza. No podía decir nada, solo pensaba desesperada en lo que pasaría a continuación. Esto no estaba en sus planes.
Pagaron y fueron a pasear por el parque que había por allí cerca. Sin decirse nada. La verdad es que los dos estaban confusos por lo que había ocurrido minutos antes. Por un lado, Matt pensaba en qué iba a hacer a continuación. Diana, pensando en cómo había podido ocurrir eso. Pero había algo que no le gustaba. ¿La había besado él por confundirla o porque realmente siente lo mismo?
Al día siguiente...
Era sábado, Diana, como todos los fines de semana, al despertarse cogió su móvil para mirar la hora.
De repente el móvil empezó a sonar, era una llamada. Lo descolgó.
-Hola! ¿Quién llama?
-Hola Diana, soy Matt
Ella se quedó en silencio.
-Diana. ¿Estás ahí? -Preguntó él-
-Am.. eh... Si, lo siento, estaba atendiendo a otra cosa-mintió-
-No pasa nada. Solo llamaba por si querías venir esta tarde al cine.
-Ah! Bueno... Si vale, me parece buena idea.
-Genial, ¿A las 17:00 en las taquillas vale?
-Ok
Y colgó.
¿Al cine? ¿Solos? Después de lo de ayer, no creía que fuera lo mejor ir, pero ella no podía decirle que no, lo quería demasiado, como para negarle una invitación así. Quiere aprovechar todo el tiempo que pueda junto a él.
Estuvo toda la tarde nerviosa. ¡Qué se ponía para ir esta tarde con Matt! Termino decidiéndose por un conjunto cómodo. A continuación, se duchó, relajando su cuerpo, estaba demasiado nerviosa. Salió de la ducha envuelta en una toalla y se puso una blusa blanca, con un pantalón corto a cuadros encima de unos leggins negros y por último sus botas altas. Recogió su largo pelo castaño enroscándolo y por último se puso un gran lazo delante.
Cogió su bolso y salió hacia la parada del autobús. Quedaban cinco minutos para que llegara el bus así que se sentó a esperar.
Media hora después ya estaba en el Centro Comercial donde había quedado con Matt, se dirigió a las taquillas del cine y allí mirando la cartelera se quedó esperando.
De repente alguien la cogió por la cintura y le dio un beso cerca de la oreja. Era él, su perfume le delataba.
Diana se dio la vuelta.
-Hola-susurró-
-Te eché de menos-dijo él-
Ella sonrió.
Después de escoger la película que iban a ver, entraron a comprar palomitas y refrescos para dos. La película iba a empezar en 5 minutos, así que decidieron entrar a la sala. El chico de la entrada les indicó cual era la sala ocho, donde pondrían Love actually, una película de risas y enamorados en la ciudad de Londres.
Entraron y se sentaron, las butacas eran libres. Así que decidieron ponerse al final.
Diana pensó que, de alguna forma, no se les vería mucho y quizás podía declararse a Matt, ya que el otro día su intento fue fallido.
Una hora después...
Los dos estaban cogidos de la mano, el por qué no lo sabían, pero se les veía muy unidos.
- Diana...-susurró-
Ella lo miró - Dime. -susurró-
- Nunca olvidaré ese beso. -sonrió tierno-
Se quedaron mirando uno al otro. Diana no sabía qué decir, eso no se lo esperaba. Y él no sabía qué debía hacer ahora que se lo ha dicho.
- Yo tampoco-tartamudeó ella-
Bajó la cabeza avergonzada, eso era lo menos que esperaba decir. Seguramente que ahora mismo tendría la cara roja. Notaba el calor subir por sus mejillas.
Él puso su mano sobre la barbilla de ella y levanto su cara. Se acercó poco a poco a ella.
La película era lo que menos importaba en esos momentos, aunque ya debía de estar acabando. Diana cada centímetro que restaba con él se ponía más nerviosa y por dentro su cuerpo no paraba de montar guerras luchando contra sus nervios.
Tres centímetros. dos. Y se unieron juntando sus labios, poco a poco dando paso a sus lenguas, las cuales jugaron una con la otra, haciéndoles entrar en un juego que casi no podían parar. Diana estaba sentada encima de él.
Las luces de la sala empezaron a encenderse, y la gente se empezó a ir cuando ellos se separaron. Sonriendo uno al otro como dos tontos enamorados. Se levantaron y salieron del cine.
- Oye Matt... ¿Y
ahora qué vas a hacer con...?
- Shhh... Olvídalo -dijo él poniendo su dedo índice en los labios de ella-
- Pero, yo no quiero interferir entre vosotros dos...-intentó decir ella-
- Tranquila, ella no tiene por qué enterarse.
- Diana no dijo nada.
- Shhh... Olvídalo -dijo él poniendo su dedo índice en los labios de ella-
- Pero, yo no quiero interferir entre vosotros dos...-intentó decir ella-
- Tranquila, ella no tiene por qué enterarse.
- Diana no dijo nada.
- Además, yo
estaba deseando que pasara esto-susurró en su oído-
- ¿Entonces ella...? -sonrió ella-
- Nada, olvídate de ella. Ahora estás conmigo.
- ¿Entonces ella...? -sonrió ella-
- Nada, olvídate de ella. Ahora estás conmigo.
Se miraron y
sonrieron para segundos después volver a unir sus labios para siempre.
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