No sé cuánto tiempo estuve así. Cuando conseguí ponerme en
pie, decidí acudir al único lugar donde sabía que podía sentirme seguro, una
pequeña casa de madera que se encontraba a pocos metros de la carretera en la
que me había quedado inconsciente debido al accidente. Estaba en mitad de la
nada, rodeado de árboles altos y frondosos por los que traspasaba la nítida luz
del día.
Ya dentro de la casa, me sentía un poco cansado, así que
atravesé la sala y llegué al dormitorio en el que había una lampara encima de
la mesa de noche y justo al lado en el suelo, un colchón con una manta
perfectamente doblada, me tumbé y me tapé. Al momento cerré los ojos, empecé a
recordar lo sucedido.
Ese día, como cualquier otro iba a la casa de madera que
había heredado de mi madre, es vieja, por lo que había decidido reformarla.
Estaba conduciendo tranquilamente cuando, de repente un fuerte estruendo hizo
que perdiera el control del coche, me fui rodando cada vez más a la derecha, seguía
intentando averiguar de dónde venía ese ruido, mirando para todos lados, pero
lo único que logré visualizar fue árboles y el trozo de carretera que cada vez
se hacía más grande. Cuando quise coger el volante para girar el coche vi un
tronco de árbol justo delante. No me dio tiempo a reaccionar y quitar el pie del
acelerador, choqué con el árbol y me quedé inconsciente.
Al rato abrí los ojos, asustado por todo lo que había
recordado me levanté rápidamente, cogí mis llaves y salí de casa, ya estaba
oscureciendo, me dí prisa en llegar abajo, pero tarde me di cuenta de que
estaba en una zona en la que lo único que podías hacer era estar lejos
de todo...
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